Hambre
En la oscura mansión del ocaso,
naufragan los forzados padecedores de las riquezas,
mezquinas, ajenas, mientras sudan por supervivir
tratando de domesticar al hambre, cruel invasor,
que se retoba y ataca produciendo dolor y ceguera.
Su clamor, enmudeció como derrotado, pero en realidad
no tienen tiempo ni de protestar, agarran changas mal pagas
por enmendar la daga del hambre que es ignorado
por los estómagos llenos que se atocigan de problemas supuestos
y no les importa ni verdad ni el dolor de la herencia desnutrida,
del país desprovisto de futuro satisfactorio.
MJB 30/7
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