viernes, 20 de agosto de 2010

La Argentina del desamparo y la expulsión


Para recuperar-nos, es imprescindible que la Presidente declare la emergencia nacional por la inseguridad social, el hambre y la salud.


Esta violencia cada día se manifiesta con mayor intensidad

No basta con decir “¡¡¡No a la Droga!!!,o ¡¡¡Basta de Violencia!!!”; la inseguridad nos acecha y las políticas públicas adecuadas no aparecen. ¿Será éste el Plan del Gobierno?, llevarnos al límite?, pensarán acaso que los asesinatos, que las muertes de tránsito, las muertes por desnutrición, las muertes por consumo de alcohol y drogas, la violencia familiar, los femicidios, infanticidios, las muertes en ocasión de robo, las muertes por un estado ausente etc. ¿Acaso responden simplemente a un ataque de los medios de comunicación para dañar al gobierno?, o mas que una realidad comunicacional , es la realidad que se niegan a ver.


Señores el hambre duele!!! Y el “paco” los mata!!!


No basta con enunciados y campañitas de prevención, no basta con alguna internación, es muchísimo mas complejo por ende las acciones deben ser inmediatas y diversas. Solo hay que devolverle la dignidad a las familias.

Pónganse a trabajar de una buena ves, dejen de jugar con las antinomias “si a la tenencia” o “no a la tenencia”, “represión si” o “represión no”, porque mientras discuten posturas “supuestamente ideológicas” y funcionarios del mismo gobierno juegan al bueno y al malo para entretener a las madres, los niños y jóvenes no encuentran respuestas, solo la indiferencia. Para encarrilar este tren de la muerte hace falta coherencia y decisión política. Esto no se soluciona con planesssss.


Les contamos a los adherentes de la Red de Madres por la Vida, que continuamos con las rondas en Plaza de Mayo de 11hs a 13hs. Estuvimos los jueves 5, 12 y 19 de agosto, no publicamos como lo hacemos habitualmente por la sencilla razón que ante tanto dolor que vemos de aquella@s que acuden a pedir ayuda, la impotencia es muy fuerte y escribir las notas no resulta fácil. Porque no es grato trasmitir permanentemente quejas y reclamos que ya parecen letanías, y tampoco lo es comentar tanto dolor.


Nos mantiene en pié la esperanza de que en este tránsito podamos encontrarnos con otros que también resisten y configurar el nosotros, para erguirnos en dignidad y ofrecerles a nuestros hijos y los hijos de sus hijos una Argentina justa y próspera, sin hambre, sin delincuentes, sin corrupción.


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