jueves, 31 de marzo de 2011

Red Infancia Robada objeta absoluciones en caso Ramoncito

Red Infancia Robada

Ayer 29 de marzo, en la ciudad de Mercedes, provincia de Corrientes, se dictó sentencia para los autores materiales del crimen de Ramoncito González, ocurrido en octubre de 2006.

La Red Infancia Robada acepta la pena de los siete imputados, hoy con cadena perpetua; no así las dos absoluciones, que según nos informan han sido el resultado de falta de prueba; a lo que nos atrevemos a deducir que más que falta de prueba en este caso hubo clara falta de investigación.

Significativamente las absoluciones se refieren a la violación perpetrada al niño y por otro lado a la facilitación de medicamentos y drogas variadas utilizadas para realizar las torturas en los ritos: características mafiosas del crimen que conmovió a la sociedad Argentina. Duele y enoja esta falta de diligencia en la administración de justicia.

También tenemos que decir, señalando a la justica de Instrucción en este caso, que no tuvo compromiso con la investigación de los autores intelectuales del crimen de Ramoncito y que funcionaban con distintos fines: Llámese distribución de drogas, compras de bebés, niñas y niños para ser explotadas sexualmente, etc.

No obstante, la trama intelectual de Víctor Cemborain y Tito Enciso, nombrados en el expediente y con solicitud de imputación a cargo de la Fiscalía, quedarán solo en la condena social; ya que no hay voluntad política para investigar.

Nos preguntamos: ¿qué sucedió?, ¿motivos de encubrimiento político?, ¿pago de grandes sumas de dinero? Todo parece confirmar la corrupción que existe en las Instituciones de nuestra provincia; pero también la complicidad de una sociedad que mira para el costado y calla…

Lo lamentamos por el grupo de mercedeños que luchó por sanear la corrupción de Mercedes para que hechos de tamaña criminalidad no se repitan.

Por Infancia Robada

Martha Pelloni

DNI 4091820

domingo, 27 de marzo de 2011

Pistas clandestinas en campos a 150 kilómetros de la Capital

Nueva ruta de la droga: Pistas clandestinas en campos a 150 kilómetros de la Capital

27/03/11

Los Maglione son una modesta familia rural del sur de Entre Ríos. Sobre su campo arrojaron 70 kilos de marihuana. Y luego los balearon. El caso desnuda una nueva modalidad del contrabando.

PorGerardo Young

La ruta de las islas, una escala al conurbano y trampolín a Europa

¿Qué hay detrás de esas luces que se mueven en la noche del campo? Es la una de la madrugada de un jueves y Oscar Maglione está a punto de descubrir algo que cambiará su vida. Con uno de sus cuatro hijos, la escopeta en una mano y la linterna en otra, sale de su casa rumbo al arroyo de allá atrás, a unos 500 metros, de donde vienen las luces en movimiento, luces extrañas que se agitan dibujando círculos, buscando algo, porque no pueden ser ni de luciérnagas ni de reflejos sino de otras linternas, en manos de desconocidos. A poco de andar, Oscar se convence de que vienen del arroyo, que alguien navega las aguas quietas de ese cauce manso que atraviesa su campo, que lo que estalla allí no será nada bueno:

"Y entonces nos mandaron bala. 15 tiros conté”, dice Maglione unos meses más tarde, con las sensaciones intactas. Es que su memoria no va a traicionarlo. Esa noche comenzó a vivir una historia que todavía no terminó, una historia de locura que viene a confirmar que su campo y los campos de sus vecinos, al sur de Entre Ríos, a 150 kilómetros de la capital porteña, a dos horas de auto desde el Obelisco, se ha convertido en un punto medular de una nueva ruta o posta del tráfico de drogas, desde donde se abastece, a través de sus arroyos, riachos o rutas de tierra, al conurbano bonaerense, a Uruguay, y, desde estos trampolines, también a Europa. “Hay pistas clandestinas en la provincia, sobre todo en la zona de islas y montes. Son lugares de difícil acceso y se usan para arrojar drogas”, debió reconocer el Director de Toxicología de la policía de Entre Ríos, José Luis Churruarín. En realidad, lo que hizo fue admitir lo que el caso Maglione y muchos otros ya hacían evidente.

¿Qué tiene que ver el bueno de Maglione, nacido y criado en el campo, con ese mundo de destrucción? Nada, pero la suerte y su empeño lo pusieron al frente de poco más de 600 hectáreas de tierra -el establecimiento “El Charolais”-, donde dos días después de la primera balacera, mientras movilizaba a su decena de caballos, encontró un primer cargamento de marihuana, hierba fresca, recién prensada, en 30 o 40 paquetes envueltos en nylon, listos para ingresar en el mercado minorista de la droga.

Fue su tercer hijo, Juan Gervasio, el primero en ver los paquetes. Estaban ahí tirados, como si hubieran caído desde el cielo, aplastando en desorden el pasto húmedo:

-Acá hay algo raro, papá.

Y Oscar, con esa sabiduría de los que hablan poco pero escuchan mucho, sin saber con precisión pero intuyendo, miró los paquetes y dijo por única vez:

-Eso no se toca.

La droga había sido arrojada desde avionetas, que vienen de vaya a saber dónde, aunque la Justicia y la Policía de Entre Ríos sospechan que de Salta, Misiones o de Paraguay (ver Infografía), buscando en estas tierras repletas de riachos el punto de enlace ideal para que sea llevada en lancha o en auto hasta su destino final, el de los consumidores. No era esa la primera vez que ocurría algo así en la zona, ya que en el campo vecino, “La Tormenta de Islas”, se habían encontrado otros 30 paquetes unos meses antes, sumándose a una larga lista de hallazgos, tanto de marihuana como de cocaína, en campos pequeños de la región. Tantos casos y en tan poco tiempo permiten ya, según fuentes de la Justicia, de la Prefectura y de la Policía local, hablar de una nueva ruta narco, de no más de tres años de antigüedad.

Los primeros disparos y hallazgos en el campo de los Maglione fueron en setiembre del año pasado, hace seis meses. Oscar lo denunció de inmediato a la Policía, que se llevó la droga para su decomiso y le asignó un suboficial de custodia, apenas un hombre, que todavía vive con la familia. Diez días después Maglione encontró un segundo cargamento, arrojado una vez más sobre su campo, a unos 50 metros del arroyo, sobre un conjunto de camarotes. Eran otros 30 o 40 paquetes, para completar los 70 kilos de marihuana lanzados sobre su tierra inocente.

¿Y la lancha que antes había pasado a retirarlos? Dos noches más tarde del segundo hallazgo volvieron a aparecer. Eran las mismas luces, sólo que más cercanas. Esta vez venían a buscar la droga, pero también venían a buscarlo a él.

Con 60 años recién cumplidos, 11 fracturas a cuestas por diferentes caídas y golpes de tanto andar a caballo y codearse con vacas y toros, Oscar Maglione se crió en esta zona del sur de Entre Ríos, conocida como la “zona de islas”, donde empieza a formarse lo que más al sur será el Delta del Paraná. Y está curtido en su bravura. Los campos suelen estar atravesados por arroyos (como el Baltazar, que parte en dos al campo de Maglione), que se conectan luego con el Río Paraná hacia el Oeste, con el Paranacito o con el Río Uruguay más allá, hacia el Este. Es una de las zonas más fértiles de la Argentina, sólo que las crecidas del Paraná acaban por arruinar cualquier posibilidad de cosecha y sólo se usan para el pastoreo.

“Se calcula que la zona de islas ocupa un millón de hectáreas, de una de las tierras más fértiles del planeta. Si se hicieran obras de protección contra inundaciones la productividad no tendría techo”, cuenta el fiscal de Estado de la provincia de Entre Ríos, Julio Rodríguez Signes, estudioso del problema de este suelo abandonado por el Estado y ahora pretendido por los narcos.

La casa de los Maglione está, como todas en la zona, preparada para esas inundaciones. Es una casa grande pero austera, sobre un terreno elevado, pero a pesar de eso tiene los enchufes a metro y medio del piso, porque cada tanto hay que juntar lo que se pueda y salir corriendo para no morir ahogados. Al hogar lo conducen Oscar y su mujer, Fabiana Parada, y con ellos viven sus cuatro hijos, ya adultos, ya fornidos, además de sus dos nueras, y por supuesto los animales: un par de perros, una cotorra que cena con la familia, una chanchita criada como si fuera un gato (responde al nombre de “Mamera”) y que se tira ante las visitas para que le rasquen la panza. Desde septiembre del año pasado se ha sumado a ellos el custodio, un suboficial de la Policía de Entre Ríos que de a ratos mira al cielo, no por romántico sino porque desde allí, desde algún lado, cada diez o quince días se aparece una avioneta, volando al ras de la casa, a velocidad de pájaro, tan pero tan cerca que se distinguen con claridad las figuras del piloto y de dos o tres pasajeros cada vez.

“Apenas se va la camioneta, me llegan los mensajes”, cuenta ahora Oscar, y abre su teléfono celular. Lo que allí guarda son mensajes de texto, uno tras otro. “Que te vayas del campo”. “Que vendas todo”. “Te vamos a matar a la familia”.

El último mensaje que recibió es de hace diez días. El primero le llegó en octubre pasado, tras la segunda balacera. Fue cuando volvieron a aparecer las luces a la altura del arroyo, otra vez de madrugada. Oscar agarró su escopeta y ésta vez estaba acompañado por el policía que ya vivía con ellos.

“De pronto bajaron de la lancha y empezaron a caminar hacia nuestra casa. Se veían las luces venir hacia nosotros -cuenta Oscar-. Y entonces yo le dije a mi mujer que por nada del mundo saliera de la casa y pegué dos tiros al aire para advertirles que se fueran”.

Lo que siguió fue una balacera, más larga que la anterior, esta vez de ida y vuelta. Cuánto duró nadie puede afirmarlo, pero Oscar y el policía saben que los narcos les tiraron con dos armas distintas -una sonaba a escopeta, otra a pistola- y que lo hicieron decenas de veces. Se repitió la escena, otra vez con suerte, sin heridos ni muerte, y con los narcos finalmente escapando en lancha hacia algún lugar. Al volver a su casa, todavía transpirando el impacto del tiroteo, Oscar descubrió en su celular el primero de los mensajes de texto:

“Ojo. Ojo. Te quedaste con merca y eso te va a costar la vida”.

La “merca”, en realidad, ya estaba en la Fiscalía de Concepción del Uruguay que investiga el caso. Que “investiga” es un decir, porque no hay tanto para hacer más que proteger a los Maglione, ya que nadie ha registrado movimiento de avionetas extrañas en esos días, a pesar de que hay un aeródromo en Paranacito, a pocos kilómetros. El abogado de la familia, Darío Carrazza, presentó el caso ante la fiscal María de los Milagos Squivo, de Concepción, y tras denunciar amenazas, al menos consiguió la custodia policial. “Es una situación de terror la que está viviendo la familia”, dice Carrazza. Un terror que se repite ahora con otras formas, igual de concretas que la droga: las visitas esporádicas de avionetas por sobre el casco del campo.

La última avioneta pasó el 11 de marzo, hace dos semanas. Una avioneta gris, con dos hélices, dio un paseo a unos veinte metros del suelo, tan cerca que parecía rozar la copa de los eucaliptos, casi como si flotara sobre la casa. Y apenas pasó, segundos después, le enviaron a Oscar un nuevo mensaje de texto: “Te vamos a acribillar desde arriba”. Si los cálculos no fallan, si se repite la secuencia, en estos días otra avioneta volverá a pasar.

Por el tono y la información que manejan los extraños, es evidente que los que mandan los mensajes están sincronizados con los del avión y que conocen a los Maglione. Conocen su nombre, que tiene hijos, saben dónde está, saben de su resistencia. ¿Será local el enlace con los narcos? ¿Serán entrerrianos como ellos? La hipótesis policial asegura que los narcos arrojan la droga y que les pagan a cazadores de nutrias de la zona para que busquen el cargamento y lo lleven a otro sitio. Puede ser, aunque Maglione ya desconfía de todo, desconfía de la policía también, porque dice, y con razón, que a nadie se le puede escapar una avioneta en medio del campo o una lancha en un simple arroyo. Pero la verdad es que hoy nadie puede estar seguro de nada. La zona - como señalan en la Policía- fue elegida por los narcos justamente porque es difícil de controlar, en parte porque los arroyos forman una red infinita de venas abiertas, en parte porque no hay radares que identifiquen el movimiento de las avionetas (Ver Las avionetas…).

Los mensajes de texto que recibió, para colmo, fueron investigados pero no conducen a nada: unos se escribieron desde una cárcel de Santa Fe, otros desde un locutorio de Paraná, otros desde Gualeguaychú. Los narcos parecen estar en todas partes, se mueven en la impunidad.

“Pero yo soy un Maglione y los Maglione no nos vamos”, dice Oscar, ahora sentado frente a su casa junto a su mujer, sus hijos, sus nueras y los animalitos de siempre. Parece un personaje de película, un Clint Eastwood criollo enfrentándose a los bandoleros de siempre, demasiado solo. Es que así es Maglione. No dudó jamás en hacer la denuncia a la Justicia, no dudó nunca en defender a los suyos y en enfrentarse a los narcos. Porque la duda no forma parte de su rígida concepción moral. Una concepción tan distinta a la de los que pasan amenazantes con avionetas, a la de aquellos que se mueven en la sombra de la noche. Curioso: ideas del mundo tan diferentes, pero al mismo tiempo tan próximas.

Zona de riesgo

1 La “zona de islas” del sur de Entre Ríos, a 2 horas de Capital Federal, está siendo usada por narcotraficantes como lugar de enlace.

2 Usan avionetas para dejar cargamentos de droga en los campos. Y luego los retiran en lancha, para llevarlos por río o por ruta hacia el conurbano bonaerense o hacia Uruguay.

3 En setiembre del año pasado, uno de esos cargamentos cayó en el campo de los Maglione. Y así se conoció la modalidad. La familia vive amenazada y con custodia.

http://www.clarin.com/zona/Nueva-Pistas-clandestinas-kilometros-Capital_0_451755060.html

martes, 8 de marzo de 2011

La droga hace estragos en los jóvenes argentinos.

8 de Marzo de 2011 |10:06

¿Qué culpa tiene el kirchnerismo por el crecimiento de drogas en la Argentina?

La droga hace estragos en los jóvenes argentinos.

Luego de que se revelara, a través de un documento elaborado por Estados Unidos, que la Argentina es el segundo mercado de Sudamérica en lo que a consumo de cocaína respecta -sólo superado por Brasil- el debate respecto del narcotráfico ha recrudecido. ¿Qué responsabilidad le cabe el gobierno de los Kirchner por el incremento de los estupefacientes, si es que les cabe alguna potestad?

Como siempre, la patología debió ser desnudada desde fuera del país para que ocupara los principales titulares de los medios y se convirtiera en tema de discusión social. Es que, según Estados Unidos, la Argentina es el segundo mercado de Sudamérica en lo que a consumo de cocaína respecta. Solo Brasil supera a nuestro país, y lo hace solo porque tiene una población de casi 200 millones de habitantes.

Asimismo, en su informe anual sobre narcotráfico, el Departamento de Estado señala que en 2010 pasaron por territorio argentino unas 70 toneladas de este estupefaciente que siguieron su curso a Europa.

¿Hacía falta que lo dijera Estados Unidos para saber que el crecimiento de la droga en el país progresa a escala geométrica? Peor aún, ¿es casual que esto haya ocurrido?

La realidad indica que se ha hecho todo lo posible para que el consumo y el tráfico de drogas en la Argentina llegaran a los niveles en los que hoy se encuentran. ¿Qué esperaba Aníbal Fernández cuando abogaba por la despenalización de la tenencia de drogas? ¿Se suponía que esa sola medida disminuiría el tráfico y consumo de narcóticos?

Un país que no llega al 10% de radarización de sus fronteras, que no informatiza sus sistemas de control de narcotráfico, que no termina de reglamentar una ley de precursores químicos y que no hace una sola campaña para prevenir sobre los peligros del consumo de estupefacientes, es tierra fértil para que los barones de la droga quieran hacer pie a la hora de hacer sus oscuros negocios. Muchos de esos narcos que aterrizaron en la Argentina, son los mismos que otrora fueron expulsados de países como Colombia y México.


Preguntas incómodas

¿Por qué si creció la pauta del Estado en un 1.300%, de 2003 a la fecha, no hay campañas de advertencia hacia los adictos? ¿Por qué Aníbal Fernández detuvo en su momento la reglamentación de la ley de precursores químicos invocando razones de “derechos humanos”? Se trata de preguntas incómodas que el Gobierno jamás se ha atrevido a responder.

De hecho, lo único que ha atinado a hacer el oficialismo es a negar la realidad… como siempre. No es casual que haya sido el Jefe de Gabinete el encargado de hacerlo: "No ha habido un desborde en el consumo de cocaína en el país", aseguró el funcionario sin ponerse colorado.

Hay que recordar que Aníbal Fernández es uno de los principales responsables del crecimiento del narcotráfico en el país. Más allá de las incesantes denuncias en su contra, hay incluso documentos de Wikileaks que lo señalan como protector de bandas de narcos.


Frente a esto, el kirchnerismo solo ha atinado a darle más y más poder a lo largo de los años. ¿Será acaso porque la campaña presidencial de Cristina Kirchner se financió con fondos del tráfico de estupefacientes?

Eso es lo que están por dilucidar funcionarios de Estados Unidos, en el marco de la extradición de Ibar Esteban Pérez Corradi a ese país del norte. Se trata de un joven y millonario narcotraficante, sospechado por sus vínculos con dos poderosos ministros del gabinete K y que financió gran parte de la campaña oficial.

Su nombre se hizo conocido luego del Triple Crimen de General Rodríguez, por haber sido uno de sus supuestos instigadores en el marco de la fuerte competencia por liderar la venta de drogas lícitas e ilícitas en la Argentina.

Oportunamente, fuentes oficiales vinculadas a la jefatura de Gabinete admitieron que hubo ingentes gestiones por parte del Gobierno para que Pérez Corradi no fuera extraditado. Según esos informantes, su testimonio dañaría severamente la imagen de Cristina Kirchner, ya que dejaría al descubierto que ha existido una suerte de pacto con el narcotráfico a cambio de dinero para financiar su campaña.

Un ex agente de la Secretaría de Inteligencia, también mencionado en el expediente del Triple Crimen, admitió lo mismo en agosto de 2008: que la campaña del Frente para la Victoria sirvió para blanquear dinero de la droga. “Hubo dos aportantes fuertes, nada más. Y los dos son narcos”, aseguró la fuente entonces.

Luego, como se sabe, ese dinero se lavó merced a la utilización de nombres de empresarios que en realidad nunca aportaron nada. El caso de Gabriel Brito es el más elocuente.


Concluyendo

Un gobierno que esconde la realidad bajo la alfombra en lugar de enfrentarla, que aparece asociado al delito de la peor calaña y que ostenta en sus filas a funcionarios con antecedentes por narcotráfico, está lejos de poder resolver nada.

No es la primera vez que desde esta columna se da cuenta de ello y no será la última. Aún cuando ha costado a los periodistas de este medio el más feroz ataque de todos los tiempos.

En fin, ahora se entiende por qué al hablar en el Congreso, Cristina Kirchner jamás mencionó el tema de la droga. A nadie le conviene escupir para arriba.

por Christian Sanz

http://www.mdzol.com/mdz/nota/278209

...aumento del tráfico de estupefacientes

Culpan al Gobierno por el aumento del tráfico de estupefacientes

7-3-2011

La crítica partió de patricia Bullrich, quien cargó contra el Poder Ejecutivo Nacional por el crecimiento de esa actividad y propuso un plan de lucha contra el narcotráfico.

Frente al Informe Anual sobre la Estrategia para el Control Internacional de Narcóticos 2011, que afirma entre otras cosas que “en la Argentina el consumo de cocaína ha aumentado enormemente” y que “en el año 2010, pasaron por el país unas 70 toneladas de esta droga destinada a Europa, la diputada Patricia Bullrich responsabilizó al Gobierno Nacional por el agravamiento en la Argentina del problema y a su vez expuso su Plan de Lucha contra el Narcotráfico.

Bullrich declaró al respecto que “está claro que el evidente crecimiento del contrabando y consumo de drogas en la Argentina, es producto de la inacción y la ausencia total de una política seria de lucha contra el narcotráfico por parte del Gobierno Nacional. Negando la existencia del problema, el mismo no desaparece, por lo que hacemos cargo al Poder Ejecutivo, del incremento y del nivel de vulnerabilidad existente en la Argentina, nunca visto en la historia”.

“Hemos presentado nuestro Plan de Lucha contra el Narcotráfico, en donde señalamos la necesidad del establecimiento de zonas de riesgo y el especial control sobre las mismas; un Mapeo digital de las pistas clandestinas y un registro de ellas; la confección de un Mapa de los grupos y carteles establecidos en el país; vigilancia seria de los puntos de entrada, como los puertos, hidrovias, aeropuertos, etcétera; reenvío de la gendarmería a dichos puntos de entrada; auditoría y control sobre las fuerzas de seguridad; vigilancia sobre los precursores químicos; medidas contra el lavado de dinero y auditorías y control de los casinos.”, finalizó diciendo la primer candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires por la CC.

http://www.parlamentario.com/noticia-34825.html